Todas mis noches tu noche la voz me desnuda
el aire estalló la muerte de tu silencio
la agonía me incendió para apagarlo.
(No sabrás cuántas letras sangraron de ausencia a tu piel sulfurando mi constelación)
Hambre brutal aniquila,
virginal la eternidad penetrada excita
el Jardín del Edén cuando me pierdo
sobre tu brillo congelo la perfección.
Deseos encadenados gimen a Dios nuestra carne
profanando utopías perpetúa adentro
instantes de tu infinito hierven páginas mudas.
Fulmina con la distancia que posee
mi respiración en las sábanas envuelve
framentos de tus huellas tácitas.
(No te lleves la gloria sin traspasar mi alma)
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