United Arab Emirates
"Life and death, energy and peace. If I stop today it was still worth it. Even the terrible mistakes that I made and would have unmade if I could. The pains that have burned me and scarred my soul, it was worth it, for having been allowed to walk where I've walked, which was to hell on earth, heaven on earth, back again, into, under, far in between, through it, in it, and above." - Gia Carangi

10.5.09

Todo lo que diga puede ser usado en su contra, ¡y lo que no diga, también!

El mundo criminal está dotado de una patalogía crónica e ingobernable: la menstruacción.
Negrita
El período menstrual femenino es la prueba más fehaciente de que Dios* no es omnipotente. Nadie puede decirse perfecto y olvidar algo tan remarcable como el caos hormonal que genera el pico testosterónico en un cerebro con estructura funcional femenina.
Por empezar, podría haberse dejado de lado el sector "Efectos secundarios" del área "Reproducción y fecundidad." No es una enfermedad, no es justo que se manifieste como tal. No es justo que el sentimiento de fecundidad frustrada que nos coerciona a nivel emocional, encima, tenga el descaro de acompañarse por diarrea, migrañas, dolor de ovarios, dispepsia, anorexia, anemia y ganas de romper muebles o arrancarse los ovarios con las uñas.
También quiero hacer notar la inconveniente paradoja de que el ciclo reproductivo femenino rompa parejas. La función evolutiva de una pareja -al menos durante el año de enamoramiento dopamínico y cuatro oxitocínicos- es procrear. Ergo, si cada 28 días (aprox.) surgen demenciales peleas de pareja, vajilla estampada contra la pared, infidelidad y perrismo, asesinatos múltiples y reacción en cadena, la tarea de procrear se imposibilita.
Dios NO consideró que los humanos evolucionarían hasta considerar la histeria y locura ocasional (+/- 1-5 días, dependiendo del especímen femenino) factor a tomar en cuenta para la reproducción.
El efecto secundario más aterrador que conlleva desangrarse 5 días al mes, es titular de este post.
Todo lo que diga será usado en su contra, ¡y lo que no diga también! es la agobiante sensación menstrual de que todo conspira en contra nuestro. La gente calla cosas macabras y terribles. Aún si no lo hacen, quizás se olvidaron de ejecutar un nimio detalle de afecto y cortesía que nos hirió cual aceite hirviendo. Las faltas de consideración a nuestro alrededor empiezan a generar un veneno corrosivo que recorre nuestra sangre, hasta empezar a supurar por los poros.
Nos callamos la boca pero asesinamos con la mirada. Damos respuestas precozmente tajantes, evadimos una conversación, nos enfurece la incomprensión, detestamos a otras mujeres. Y es que, ¿cómo no detestar a otras mujeres si todas menstruamos al mismo tiempo?
Entonces, nuestra mejor amiga se convierte en enemiga íntima. Nuestra madre es tan desconsiderada que somos desconsideradas con ella, quién seguramente piense lo mismo. Nuestro núclo de amistades féminas se torna lejano, nos acercamos como bufándonos, dándonos un espacio pequeño, diciendo en un par de días te volveré a querer.
Precisamente, porque sé que, al fin y al cabo, en un par de días me felicitará por mi trabajo, cuando salga de su nube negra y note cuánto estoy haciendo. También, que ella me llamará y me diría que podemos sentarnos a tomar un café y charlar de algo más, además de las responsabilidades inmuebles. Así como, en un par de días, notaré el amor que hay y no puedo ver, el pesimismo desmezurado que sucumbirá cuando los gestos, la belleza y el afecto, se hagan verdades manifiestas.
* Dios está sujeto a las teorías religiosas del lector suscripto.

No hay comentarios.: